En un flashback, vemos como Will Scarlet y Anastasia saltan a través del espejo hasta el País de las Maravillas a pesar de la oposición de la madre de ella, que no acepta a Will. Ambos se dan cuenta enseguida de que la vida en el País de las Maravillas no es exactamente como se habían imaginado. Después de ser humillados en el baile de palacio, Ana convence a Will para robar las joyas de la corona y salir así de la pobreza, pero el rey la pilla con las manos en la masa y le hace una propuesta que no puede rechazar: que se case con él y sea su reina a cambio de no ser juzgada. Mientras tanto, en la actualidad, la Reina Roja convence a Alicia para que la ayude a conseguir unos polvos mágicos a cambio de información sobre Cyrus. Este ha logrado escapar de la torre de Jafar y deja al Conejo Blanco en una situación muy comprometida.

En plena Inglaterra victoriana, la joven y hermosa Alicia cuenta un relato imposible de un extraño mundo que existe al otro lado de una madriguera. Un gato invisible, una oruga que fuma en pipa y cartas capaces de hablar son solo algunas de las maravillas que ha visto durante su aventura. Es evidente que esta joven atormentada tiene que estar loca. Los médicos intentan curarla con un tratamiento que le hará olvidarlo todo. Alicia parece dispuesta a pasar página, sobre todo para borrar el doloroso recuerdo del genio del que se enamoró y al que perdió para siempre, el apuesto y misterioso Cyrus. Sin embargo, el corazón le dice que ese mundo es real. Justo en el momento clave aparecen el sarcástico Jota de Corazones y el imparable Conejo Blanco y la salvan de su destino. Los tres juntos se lanzan por la madriguera hasta el País de las Maravillas, el lugar donde nada es imposible.